jueves, 29 de diciembre de 2011

Escobas


Una peluquería en Madrid. Mientras espero mi turno hojeando una revista entran una mujer y una niña de unos siete años, que saludan efusivamente al peluquero. Al rato, la niña coge una escoba y se pone a barrer los pelos que hay por el suelo, a lo que la mujer comenta, medio en broma: “¡Jose, como entre un inspector te va a meter un puro por utilizar trabajo infantil!”. El comentario de la niña me deja helada:
“Si no estoy trabajando, ¡sólo estoy barriendo!”

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Entrevista a Carmen París y Melissa Aldana


Epheminity. Ejazz con jota es el link de la entrevista que hice a Carmen París y Melissa Aldana para el Womex 2011.

“En la música aún hoy en día está muy potenciado el papel de la mujer como intérprete, únicamente, sobre todo como cantante, y se promociona muy poco a mujeres compositoras, instrumentistas, arreglistas, letristas… [Epheminity] es un poco potenciar el papel de la mujer en la música, no sólo como intérprete, sino también como creadora y como música que propone.”
Carmen París

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Up! Una distracción de altura


Up! es una película con dos Oscars, dos Globos de Oro y dos premios BAFTA. El caso es que los primeros 15 minutos están muy bien, y ponen el listón muy alto para lo que luego será el desarrollo de la película, que no es más que una decepción inmensa. Al principio la historia tiene cierta originalidad, los personajes son entrañables y las escenas son divertidas y emotivas; me encanta cuando una película es capaz de hacerme llorar y reír alternativamente. Sin embargo, aparte de la enorme decepción, lo que más me ha molestado ha sido la trampa de “la distracción”. Me explico: se crea un escenario en el que hombres y mujeres son iguales, se aman, comparten el trabajo (dentro y fuera de casa) y son felices, para luego narrar una historia en la que las mujeres son borradas de un plumazo, a excepción de mamá pájara, que tiene que ser rescatada porque está desvalida, perseguida y acorralada. Pero claro, si la historia está ambientada en el país de la igualdad, el hecho de que en la aventura sólo aparezcan personajes masculinos es circunstancial. La trampa, lo que viene a decir, es que son hombres, pero podían haber sido mujeres.

Spoiler

Durante los primeros 15 minutos nos presentan dos personajes, un niño y una niña, a quienes les encantan las aventuras: ella, muy intrépida y resuelta, y él, torpe, callado y encantador. Ambos entrañables. Cuando crecen se casan y las imágenes de los recién casados construyendo su casa no pueden por menos que arrancarnos una sonrisa, sobre todo cuando ella se remanga el vestido de novia para serrar unos tablones. A continuación se cuenta la historia de la feliz pareja viviendo una vida feliz: comparten las tareas del hogar, trabajan juntos fuera de casa en el negocio de ambos, salen de picnic, los dos contribuyen por igual ahorrando para ese viaje a América del Sur que se han prometido y vuelven a salir de picnic. Así, pasan los años, se hacen ancianos, y ella muere.
         Bien, ahora que hemos construido el país de las gominolas en el que los roles de género han desaparecido y las mujeres y los hombres son iguales, vayamos a lo verdaderamente importante.
         La verdadera historia de Up! narra las aventuras de un hombre anciano, un niño y un perro, que salvan a mamá pájara y sus hijitos del malO malísimO y sus secuaces, una jauría de perros. Al final, el niño es condecorado en una celebración de boy-scouts donde otros niños y sus papás participan. Y esta  historia ya nos la sabemos porque no es nueva, ni original, ni sorprendente. Es más de lo mismo. Pero, ¿realmente podía esperarse algo más de una película Disney?

Nota: Disney compró Pixar en el 2006
Noticia: "Pixar ha optado por hacer caso a algunas voces críticas y adoptará a personajes femeninos como protagonistas de sus dos próximas cintas animadas" y ¿¿a que no sabéis quién será la nueva heroína?? No lo adivinaríais en la vida... ¡una princesa! Eso sí, supuestamente es la anti-princesa. Ya veremos.
http://www.elmundo.es/america/2011/12/08/estados_unidos/1323324196.html

sábado, 10 de diciembre de 2011

Un Peludo Día Cualquiera


Era verano, pleno Agosto en Madrid. Un día cualquiera en que te has quedado dormida y tienes que salir pitando para llegar al trabajo. En el momento de elegir la ropa, rápidamente pensé en ponerme ese vestido fino y fresco para aguantar los 40 grados de la calle; pero al ir a cogerlo recordé que tenía demasiados pelos para llevarlo. Así que tuve que cambiar de opción, coger unos vaqueros y salir corriendo. 

En el primer descanso en el trabajo, ya empecé a sufrir las consecuencias. Fumando un cigarro al sol, comencé a sentir la pesadez de los vaqueros y mis pelos. Empecé a sudar y a sentirme sucia, y ya no pude estar cómoda ni cuando volví a entrar. Pero bueno, aguanté toda la mañana como pude, terminó la jornada y me arrastré con mis piernas cementadas hasta el coche. 

Justo ese día, tenía que ir al médico por una tendinitis que no cesaba. Una vez en la consulta, me di cuenta de que me había tocado un doctor joven y motivado (qué suerte pensé). En lugar de quedarse sentado y mirar el historial, decidió que debía medirme las piernas. ¡Qué horror pensé! Pero claro, es médico, tampoco íba a decirle que no porque estauviera sin depilar... 

A ver cómo me despegaba los vaqueros, eso para empezar. En fin, no quedaba otra que exponer la maleza de mis piernas ante la mirada del joven  doctor. Así que allí estoy, tumbada boca arriba en la camilla, piernas desnudas y pelos apuntando a los ojos del tipo. Me sentía más desnuda que nunca, el peso y el abrigo de los pelos me hacían sentirme totalmente desprotegida. Sentía que alguien estaba violando mi intimidad, porque me estaba mirando los pelos, y yo no podía hacer nada. Y además, ¿qué pensará él? Una chica joven, delgadita, y ¡mira lo que tiene debajo! Seguro que le está dando asco tocarme, me tiene que tocar los pies y las piernas peludas y yo no he hecho mi parte, la simple tarea de haber estado depilada. 

Con un poco de ansiedad esperaba el momento en que todo acabase. Me sentí bastante aliviada cuando pude vestirme, pero todavía tenía que sentarme, mirarle a la cara y analizar los resultados médicos. Y no era tan sencillo, ya había visto lo que había debajo de mis pantalones así que en cuanto tuve ocasión le di las gracias y, avergonzada y aliviada, me marché corriendo. Ya pasó pensé. 

Y me monté de nuevo en el coche, había quedado con mi novio en su casa. Le conté la anécdota del doctor y los pelos, nos reímos y seguimos a otra osa. Pasado un rato, empezamos a besarnos y nos fuimos  a la cama. (Ya llevaba un tiempo saliendo con él, así que no era tan importante no haberme depilado). Como siempre que tengo pelos, no me sentía del todo libre, no podía sentirme sensual ni liberada, así que lo mejor era tener sexo “soso”, sin que hubiera tiempo para la distancia corporal y las miradas. 

Pero, esta vez había dejado crecer demasiado algunos pelos. Cuando intentó practicarme sexo oral, ¡me negué en rotundo! ¡Con los pelos que tenía ahí abajo! Casi se podían hacer trenzas con ellos…”No, no quita, que tengo muchos pelos”, le dije. “Me da igual, me gusta”, me contestó. Y en mi cabeza, tranquila, hay confianza y no pasa nada, pero no podía; me sentía desnuda sin querer estarlo, me sentía violada, como en la consulta. Eso de ahí abajo estaba tan feo que no era el momento, no podía dejarme llevar y disfrutar como si tal cosa;  no lo había puesto en condiciones para ello.  Al final no pude evitarlo y le aparté la cabeza bruscamente. 

El día ya estaba acabando, pero mientras cenábamos nos llamó un amigo para invitarnos a su piscina al día siguiente. Y yo que pensaba quedarme a dormir en casa de mi novio, ahora tenía que irme a mi casa, o conseguir una cuchilla, pero no podría ir como estaba.  

jueves, 1 de diciembre de 2011

Cisne Negro: el mito de la mujer perfecta


Contiene spoilers (es decir: ¡cuento el final de la peli!)

El otro día vi Cisne Negro, la película protagonizada por Natalie Portman. Me decepcionó enormemente. A pesar de que supera el test de Bechdel (la protagonista es una mujer cuya existencia no gira en torno a los hombres), a lo largo de la historia se reproduce el estereotipo patriarcal de “la mujer perfecta”. En el cine, en las novelas y en los anuncios hay muchas variantes de este estereotipo, desde la mujer que es perfecta hasta la que sufre porque sabe que no lo es pero aspira a serlo. En el caso de Nina, la protagonista de Cisne Negro, se trata de una bailarina obsesionada por alcanzar la perfección. Para lograrlo, sufre mucho, se sacrifica mucho, pierde el contacto con la realidad y al final muere; y por supuesto tanto sacrificio y sufrimiento merecen la pena porque la perfección es la experiencia más sublime, maravillosa y extraordinaria a la que aspirar. No hay más que verlo en la expresión de gozo y felicidad de la protagonista cuando, agonizante, dice: “Perfect. I was perfect”.
Este “antes muerta que imperfecta” va de la mano del tan familiar “antes muerta que sin ti”. Y yo ya estoy harta de tanta mujer sufrida y trágica: por favor, otros modelos para nuestras niñas y adolescentes, otras historias con las que poder identificarnos las mujeres de hoy en día. Si repasamos el panorama cinematográfico, y considerando la fuerza y el poder de un medio de comunicación tan potente como el cine, entenderemos por qué todavía hoy las niñas quieren ser princesas (no, no lo llevan escrito en los genes), por qué en muchos institutos las adolescentes se sienten orgullosas de que sus novios las controlen, o  por qué las mujeres en general sufrimos tanto en nuestra aspiración de querer hacerlo todo bien después de habernos tragado el mito de la “super woman”.
He pensado que sería útil, para entender este asunto de los estereotipos en el cine, comparar Cisne Negro con otras películas que propongan modelos alternativos. Creo que Billy Elliot (por el tema de la danza) y Alicia de Tim Burton (porque la protagonista es femenina) pueden ser buenos ejemplos.
Billy Elliot es un niño que quiere dedicarse a la danza pero tiene un problema: que es un niño. A lo largo de la película tiene que enfrentarse a toda la presión de los estereotipos patriarcales que afirman que bailar es cosa de niñas o de maricas. Pero Billy es un niño fiel a sí mismo, que sabe lo que quiere, lo persigue (no es fácil, también tiene que esforzarse y lo pasa mal, claro) y al final lo consigue y es feliz. He aquí otro modelo, un modelo alternativo, un espejo diferente en el que los niños pueden mirarse.
Por otro lado, la Alicia de Tim Burton propone un modelo alternativo para las niñas. No hay muchas heroínas en el cine tan activas, tan resueltas, tan lanzadas y valientes como Alicia (y muchas veces, cuando aparecen mujeres como éstas, son “las malas”). Este otro modelo sugiere a las niñas, después de tantas sirenitas, bellas, pretty womans y chicas Bond, que ellas también pueden ponerse la armadura y luchar contra el dragón. Aunque no creo que las mujeres vayamos a alcanzar la igualdad vistiéndonos con los estereotipos masculinos tradicionales, creo que historias como ésta son un paso.
Aunque hay muchas otras películas que rompen con los estereotipos tradicionales, como por ejemplo Pequeña Miss Sunshine, Te doy mis ojos, La vida sin mí, Kill Bill, Libertarias, Ágora o Volver, por desgracia todavía predominan los protagonistas masculinos y las reproducciones de estereotipos de género. En este sentido, la saga Crepúsculo es uno de los ejemplos más notables, sobre todo por la enorme influencia que está teniendo en las adolescentes.
Para terminar, le propongo a Darren Aronofsky, el director de Cisne Negro, que haga Cisne Negro 2. En esta nueva entrega se narrarían las aventuras de Lily, la bailarina suplente de Nina cuyos movimientos no son precisos pero que se deja llevar y se emociona cuando baila. Lily sale por las noches y se divierte sin preocuparse demasiado por los ensayos del día siguiente porque sabe disfrutar el presente. Además, folla con quien quiere. Es muy mala, pero ¿quién dijo que el Cisne Negro fuera bueno?

lunes, 21 de noviembre de 2011

Uterilando

No tengas hijos muy joven,
cuidadito con el condón,
hormónate mujer! 
Pero tampoco tardes demasiado,
los hijos, a partir de cierta edad,
pueden venir con problemas.
Eso sí, tampoco te lo pierdas, 
ser madre es la mejor experiencia,
de tu vida, como mujer.
Si te embarazas, ni fumes ni bebas! 
Si no te embarazas, te saldrán quistes,
en los pechos, o tendrás embarazos imaginarios,
como las perras.
Aborta, dicen los rojos, no abortes, dicen los azules.
Leche materna o leche industrial.
Esterilización de las pobres.
Madre soltera, uff.
Mujer sin hijos, ¿mujer?
Ama de casa que cuida a sus hijos, ¿vaga?
Política que trabaja 3 días después de parir ¿mala madre?

Una vez más, ¡¡¡ me siento uterinamente objetizada!!!

domingo, 20 de noviembre de 2011

Labores propias de nuestros sexos


El otro día nos quedamos sin Internet. Pero de verdad, no como en Enjuto Mojamuto con su famoso “y como se fue, vino”. No. Esta vez era una avería en el cableado. “Hasta dentro de dos o tres o días no podremos restablecer la conexión”, dijo el de la compañía de teléfonos. ¡¿Cómo?! ¡¿Dos o tres días?! Pero tras unos inevitables momentos de pánico decido sacarle el máximo provecho a la situación, o ¿qué pasa? ¿Que ya no sé hacer nada que no sea estar sentada delante de la pequeña pantalla del portátil? Que no se diga. Bajo a la calle, hago la compra y cuando vuelvo a casa, dispuesta a cocinar esa laboriosa receta que llevaba dos meses posponiendo por “falta de tiempo”, me encuentro a mi compañero de piso rodeado de herramientas y serrín, subido a una escalera y con medio cuerpo dentro del armario del salón. Al verme llegar me lo explica: “Como no hay Internet he decidido aprovechar para arreglar este armario, ¿puedes pasarme el destornillador?”

´:-S

jueves, 17 de noviembre de 2011

Terror en Sudomerska Street

Ansiedad: Estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo. O, en términos más médicos:
  • Hipervigilancia e hiperactividad del sistema nervioso, así como un estado de tensión motora.
  • El cuadro es más frecuente en la mujer que en el hombre. 
Yo me creía una mujer sin estos trastornos, algo nerviosa, algo prefeccionista, algo impaciente... Pero la otra noche,después de ir al cine, tomar una caña y volver a casa sola, a las 12 de la noche, tuve que sentarme a pensar. 

Los hechos: me bajé del tranvía y, como siempre, debía pasar el pequeño pasadizo que da a mi calle (mamá, tranquila). Empecé a pensar, ¿y si hay alguien al girar la esquina? Mi corazón empezó a acelerarse y mi cuerpo a sentir algo de... ansiedad. Crucé medio temblando y caminé lo más rápido posible, por en medio de la calle, no por la acera, por si acaso. Rápido, rápido de repente se enciende una luz cuando paso por unos contenedores.... ¡¡¡¡¡¡un hombre!!!!! ¡¡¡y solo!!! se puso a revolver en la basura, vale, tranquila, busca comida, no hay peligro. Llegué al portal, todavía temblando, abrí, cerré tras de mí y esperé al ascensor ansiosa. Se abre, me monto, subo, mi puerta y cierro. Por fin a salvo! Ufff, bueno, quien sabe, hace 3 semanas mientras estaba con una amiga intentando pensar qué cenábamos un tipo se puso a golpear furiosamente mi puerta, después de preguntarle quién era y qué quería y él seguir golpeando más y más, llamamos a la policía. Al final, era el vecino de arriba, borracho como una cuba, se había equivocado de piso. Pero vamos, que una no está segura de borrachos y hombres ni en su casa!!!

¿Os suena alguna de estas sensaciones? ¿Alguna vez habéis querido ir al campo solas, para disfrutar un par de días y reflexionar un poco, tal como hacen muchos tíos? ¿alguna vez habéis cambiado de planes con tal de no volver solas a casa? ¿alguna vez habéis tenido que coger un taxi por estar en otra ciudad, perdidas y ver tipos por ahí? ¿alguna vez, tras dejar vuestra imaginación libre, habéis empezado a correr? ¿Alguna vez habéis tenido miedo al trastero, al garaje? ¿alguna vez os habéis sentido aliviadas cuando al estar en un vagón solo hay otra persona y no es un hombre? ¿alguna vez habéis hecho autostop? ¿Alguna vez habéis pensado estrategias como cortarte el pelo o hacerte la coja ante un hombre solo? [.........................]

Nuestra propia naturaleza es nuestro problema. Nuestro cuerpo. Y cuanto más mayor sea ese cuerpo más peligro tiene, aún de niña, sin comprender tu sexualidad, sabes que tienes que buscar protección.

Y concluyo, por ahora: la enseñanza de precaverse de los hombres (transmitida por nuestras maestras, madres y hermanas), no nos ayuda a sobrevivir; nos llena de ansiedad e incapacidad de acción.




"All men are created equal", ¿masculino genérico?


En un examen de inglés como el TOEFL pueden aparecer preguntas como éstas:

The U.S. Declaration of Independence states that “all men are created equal.” Agree or disagree with this statement. Support your opinion with reasons and examples.

No lo puedo evitar, es superior a mí, se me sale y tengo que comentarlo en voz alta. En este caso no en voz alta, sino en un susurro a mi compañero de la derecha: “¿Has visto que pone “men”?” y su respuesta: “Claro, es que en inglés se puede usar el masculino como genérico”.

Tate. Con el masculino genérico hemos topado. Pero mira tú por dónde, en este caso “men” significa “hombres” y no “personas” ni “hombres y mujeres”.

No voy a detenerme ahora en explicar mi opinión sobre el uso del masculino genérico, quizá otro día. Hoy simplemente me gustaría hacer ver a la ciudadanía del siglo XXI que en 1776, cuando el señor Thomas Jefferson escribió: “all men are created equal” se refería, sin género de dudas, a los hombres y no a las personas. ¿O es que ese día estaba ahorrando tinta? Y si no, que se lo pregunten a Elizabeth Cady Stanton, quien en 1848 inició el movimiento sufragista en Estados Unidos con su Declaración de Sentimientos o Declaración de Seneca Falls, gastando tinta en escribir “that all men and women are created equal”. A pesar de que tenía buenos motivos para escribir esto fue tachada de feminista radical. Me atrevo a imaginar que alguien le aconsejaría que se relajara y que disfrutara la vida, que no fuera tan susceptible. Total, una palabra más, una palabra menos.

Pero éste no es el único ejemplo. En 1789, la Asamblea Nacional Constituyente francesa aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Cuando en 1791 Olympe de Gouges redactó su Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana fue porque a finales del siglo XVIII “derechos del hombre” no significaba “derechos humanos”. Me atrevo a imaginar que Olympe de Gouges no se hubiera arriesgado a que la tacharan de feminista radical si no hubiera tenido razones para pensar que ella y el resto de las mujeres estaban excluidas de estos derechos que se proclamaban como fundamentales.

Para resumir, vale que hoy tengamos esa cosa curiosa llamada masculino genérico. Pero por favor, no tergiversemos la historia: “all men are created equal” se refiere, hoy y en 1776, a los “hombres”. En masculino. Sin genérico.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Heterosexismo. Rollo con la mentora


Conversación mantenida por dos chicas, estudiantes Erasmus, al poco de conocerse:

-          Esta tarde he quedado con mi “mentor”.
-          ¿Y ya os conocéis?
-          Sí, quedamos la semana pasada.
-          Y ¿qué tal es? ¿Te gusta? ¿Es guapo? – pone  expresión picarona, pero al instante se interrumpe, y pregunta – Pero… qué es ¿un chico o una chica?
-          ¡Una chica, una chica!
-          ¡Ah! Vale, no, entonces nada, jeje.
-          Sí, sí, es una chica, no va a pasar nada.

Claro, por supuesto ¿qué podría pasar?

¡¿Rollo con la mentora?!


lunes, 31 de octubre de 2011

Pelos

Para empezar esta entrada lo primero que he hecho ha sido escribir "pelos" en google, a ver si encontraba alguna definición curiosa. Probad, la primera página de búsqueda esta repleta de comentarios como: ¿es normal tener pelos en el pezón o en el trasero? ¿es bonito tener el pelo negro? pelos enquistados, depilaciones, pérdida de pelo, pelo roto, pelo encrespado, pelo liso o rizado.

Esto me recuerda a las agresiones a feministas en Sol que colgaron una pancarta sobre el anuncio del "pelo mediterráneo". Me recuerda también a agresores de rastas impecables y machos de pelo en pecho. 

Pero hablemos de mujeres. Secadores, planchas, pinzas, champús, mascarillas, cuchillas, máquinas arrancapelos, cera ardiente, tintes y bigudíes (ésta me hace mucha gracia). Gran maquinaria inventada por...¿la humanidad? Ay google, qué útil es, buscad: son todo hombres. Hombres inventando maquinaria para dominar la naturaleza. En este caso el indomable pelo. De las mujeres. 

Una charla que he tenido muy a menudo con otras explotadoras de pelos ha sido el reconocer la futilidad de estos actos. Sin embargo, somos seres sociales, y por no sufrir discriminación sigamos un poco el juego, ¡¡tenemos que vivir!! Ahora bien, me pregunto si todas esas horas invertidas en la estética de un determinado patrón, no serán más productivas  si nos dedicamos a otras cosas y dejamos a la naturaleza peluda en paz. Además, ¿qué hay más bello que la diversidad? (inluída la del vello). 

Pero bueno, todo esto ha empezado cuando trataba de contar una pequeña anécdota. Hace un tiempo, en un típico círculo de amigos viendo un concierto, me burlé de los pelos a lo zipi zape de mi pareja. Tremendo error, si hubiera sido otro, hubiera provocado risas. Recibí en cambio un duro reproche: ¿¿¿Ya estás intentando controlar y cortarle el pelo como tú quieras???

Qué cabreo me entró.... ¿por qué aún existen estos clichés? ¿por qué como "mujer que sale con" no tengo la misma libertad de bromas e ironías que los demás? ¿por qué todo cambio que conlleva el paso del tiempo de un hombre puede ser atribuído a la cruel manipulación de la mujer mala que lo acompaña??

 Por los pelos. Como escarpias, a lo zipi y zape y con canas. Liberación de los pelos presos ya!







domingo, 30 de octubre de 2011

Festivales, música y mujeres


Este fin de semana ha tenido lugar en Copenhague un prestigioso festival de música y yo he tenido la fortuna de poder asistir. Ha sido una maravilla: conciertos, conciertos y más conciertos durante las noches del jueves, viernes y sábado. Música en directo, sin pausas, cuatro escenarios dando conciertos a la vez. Dice en el folleto: “Con más de 300 músicos de todas las partes del mundo, te damos la bienvenida a un evento completamente internacional”. El folleto está en inglés, así que pone “musicians”, palabra que no especifica si son mujeres u hombres, pero ya os lo digo yo: casi todos músicos. Sí, me he tomado la molestia de contar a las mujeres que he visto sobre los escenarios: alrededor de 23. Quizá me equivoque en una o dos, arriba o abajo. ¡23 mujeres! ¡De más de 300!

Para quienes se preocupan por mi bienestar físico y mental y me dicen que no me haga mala sangre por estas cosas y que disfrute la vida, les diré que de hecho he disfrutado muchísimo y me siento muy afortunada de haber podido ir. He bailado, he reído, me he emocionado, me he sorprendido, he conocido gente, he bebido cerveza y he subido y bajado escaleras como la que más. Y he contado las mujeres músicas. Y eran 23. Una o dos arriba o abajo.

23 valientes. 23 heroínas. 23 grandes de la música. Como no son 300, me puedo permitir el lujo de listarlas:

Ayarkhaan (Rusia) son cinco mujeres.
        Carmen París y Melissa Aldana (España y Chile). Acompañadas por una banda compuesta por dos   mujeres y tres hombres.
         Eliza Carthy (UK). Acompañada por una banda compuesta por dos mujeres y dos hombres.
Johanna Juhola Reaktori (Finlandia)
Carminho (Portugal)
Alejandra Robles “La Morena” (Mexico)
Ragnhild Furebotten (Noruega)
Jelena Jakubovitch (Rusia/Suecia)
Sousou & Maher Cissoko (Suecia y Senegal). Sousou es una mujer.

En la banda de Mars Melto (Australia), una mujer violinista.
En el Solar de Artistas de Diego Guerrero (España), dos mujeres (voz y percusión).
En el grupo serbio-danés Tako Lako, una mujer (saxo y clarinete)
En el grupo Systema Solar (Colombia), una mujer.

Va por ELLAS.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Guerra de sexos


El otro día en clase de inglés la profesora propuso una actividad. Trabajando por parejas teníamos que escribir un pequeño párrafo argumentando lo siguiente: “Las mujeres son mejores conductoras que los hombres por las siguientes razones”. Eso las chicas. Los chicos tendrían que argumentar lo contrario: “Los hombres son mejores conductores que las mujeres por las siguientes razones”.

Yo lo intenté. Prometo que intenté jugar al juego de la guerra de sexos. Entendí lo que se esperaba que hiciéramos; las chicas debíamos argumentar cosas del tipo: estadísticamente las mujeres tienen menos accidentes porque son más prudentes y no suelen saltarse los límites de velocidad. Los chicos tenían que esgrimir argumentos de este otro tipo: los hombres conducen con más seguridad en sí mismos lo que evita maniobras peligrosas. Bueno, por poner un par de ejemplos. La clase se llenó del murmullo de los debates y a mí llegaban retales de conversaciones. Que si es porque los hombres tienen más testosterona, responsable de su instinto primario de ir a 250. Que si es porque las mujeres tienen instinto maternal y por eso tienden a cuidar a la gente a su alrededor, incluidos los demás conductores. Ambiente universitario. Europa. Siglo XXI. Cuando empecé a sentir cómo el esperpento crecía y se desarrollaba a mi alrededor (¡¿el instinto maternal?!) me sentí incapaz de seguirle el rollo. Entonces, si un hombre no se salta, o no siente deseos de saltarse, los límites de velocidad, ¿no es un hombre? Cuando se dice de una mujer que conduce como un hombre ¿significa que conduce bien o mal? ¿Significa que es menos mujer? La cosa se complica más si, pongamos un ejemplo, esta mujer es una madre ¿será una mala madre si acelera en los semáforos en ámbar? ¿Cómo es que su instinto maternal no la empuja a querer proteger al resto de conductores? Y si un hombre no se siente seguro al volante ¿será menos hombre? Y si respeta los 120 ¿será porque no tiene suficiente testosterona o porque tiene instinto maternal? En ese caso ¿seguro que es un hombre? ¿La prueba de que las mujeres conducen peor está en la frase “¡mujer tenías que ser!”? De hecho, ¿es posible que esta frase sea un piropo?

Qué complicado. No consigo calzar los estereotipos en el mundo real. Sin embargo durante las guerras de sexos parece todo tan sencillo. Qué tranquilidad poder controlar el mundo, tenerlo todo organizado en unos cuantos estereotipos: las mujeres son así y hacen esto y lo otro, mientras que los hombres son asá y hacen aquello y lo de más allá. Seguramente me diréis: “mujer, qué exagerada eres” o “chica, tómate la vida con más filosofía y disfruta”. No, si yo disfruto de la vida, pero ¿tan grave es que no quiera participar en la reproducción y mantenimiento de unos estereotipos que creo que no nos benefician? No nos benefician a las personas: ni a mujeres, ni a hombres, ni a terceros géneros, ni a espíritus mezclados, ni a nadie.

Así que como este tema me toca la fibra sensible tiré por la calle de en medio. Convencí a la chica con la que tenía que participar en este juego de estereotipos y cuando llegó nuestro turno dije que las mujeres no conducen ni mejor ni peor que los hombres, sino que cada persona conduce como buenamente puede. Hay algunas mujeres que conducen muy bien y algunos hombres que conducen muy mal y viceversa. E incluso depende del día; alguien que normalmente conduce muy bien un día por lo que sea no da pie con bola. Bueno, pues algo así dije. Silencio a mi alrededor. Miradas que sin palabras me acusaban de aguafiestas. La profesora puso cara de circunstancias y me dijo: “Muy diplomática, Blanca”.

¡¿Cómo?! ¡¿Diplomática?! ¡¡No soy diplomática, soy feminista!!


NOTA: No pretendo decir que no existen diferencias entre mujeres y hombres. Las diferencias existen, pero ya sean sociales, biológicas, económicas o estéticas la mayoría de diferencias entre mujeres y hombres son construcciones sociales que llevan a la desigualdad. Es en estas construcciones en las que se basan los estereotipos.

martes, 11 de octubre de 2011

Putas (II)

Sábado noche, un bar cualquiera de Copenhague, música electrónica, cerveza Tuborg. Entablo conversación con dos chicos, lo típico, que cómo te llamas, qué haces aquí, de dónde eres… Cuando les digo que soy polaca (¿Que por qué les digo que soy polaca? Bueno, ésa es otra historia…) uno de ellos se acuerda de algo que le pasó en su último viaje a Polonia, motivo por el cual no guarda un buen recuerdo de las polacas. Por lo visto necesita desahogarse y me cuenta que en su primera noche en Varsovia quiso divertirse y fue a una discoteca. Esta discoteca estaba llena de tías buenas y el chico, decidido a conquistar a alguna, desplegó todos sus encantos. Pero no tuvo éxito. “¿Qué habrá podido fallar? ¿Qué he hecho mal?” se preguntó. Entonces empezó a fijarse y se dio cuenta de que no era culpa suya: las tías se iban sólo con aquéllos que llevaban trajes de marca, móviles de última generación y fajos de billetes asomándoles por el bolsillo de la chaqueta.

Es sábado por la noche y la música sigue sonando en un bar cualquiera de Copenhague.

Pido otra Tuborg.

domingo, 9 de octubre de 2011

Hojas Secas en la Primavera Árabe

Revolución y cambio. Poca información. ¿Dictadores malos? ¿Jefes de Estado que se oponen a las órdenes del mercado mundial? ¿Represores? ¿Torturadores? ¿¿Rojos?? Poco podemos saber desde estas pantallas. 

Es evidente que cada proceso tiene sus pasos, que de un país donde las mujeres "optan" por dejar ver tan sólo sus ojos como signo de honra, no podemos pedir una revolución feminista. Sin embargo llama la atención del raciocinio humano:  demoler todo lo anterior como base para la nueva construcción. Parece que no hay historia ni aprendizaje, ¿es por eso que revolución tras revolución da la impresión de que nunca vamos a mejor? ¿o a peor? ¿hacia algo...? ¿Vivimos en una dialéctica circular?

Pensemos: fin de la opresión e invasión de la URSS; con el único afán de negación al comunismo, abramos nuestras casas al yugo del FMI y el MCDonalds.

Fin del despoblamiento norteamericano, destruyamos a los indios, levantemos rascacielos, pintemos banderas de nylon.

Fin de ZP, adiós a las malplanteadas e inacabadas leyes del aborto, familia y matrimonio, arriba el euro. 

Reducir, quemar: iglesias, libros, cabezas y pueblos.

Tiempos e historia que beben de la filosofía del empezar de cero. Sí, de cero, el único número que no suma, ni resta. Multiplica hasta la nada. Divide para uno sólo.

En Egipto, El Consejo Nacional para los Derechos de las Mujeres ha desaparecido porque era una creación de la dictadura, las mujeres no participan en ninguno de los comités políticos surgidos tras la caída de Murarak. Y desde aquí, ¿Islam? ¿Discapacidad de la especie humana colectiva? 




martes, 4 de octubre de 2011

Ventajas de ser mujer




Adolf me contó que se le acababa el contrato de alquiler y que iba a mudarse a una residencia de estudiantes. Cuando le pregunté que si no prefería vivir en un piso a vivir en una residencia me dijo que sí, pero que le daba muchísima pereza ponerse a buscar y sufrir la constante discriminación del “se busca chica”. “Las chicas lo tenéis mucho más fácil”, me dijo. La verdad es que yo misma he podido comprobar que eso que dice es cierto: muchísimos de los anuncios de alquiler de habitaciones están dirigidos sólo a chicas. Pero lo que me gustó fue la conclusión: “Y encima luego tenemos que aguantar todo el rollo ese del feminismo y de la igualdad, cuando está claro que las chicas tenéis muchas más ventajas”. Así que me puse a pensar en cuáles son esas ventajas de las que gozamos que hacen que nuestras vidas sean tan fáciles y que el rollo ese de la igualdad sólo sirva para discriminar a los hombres todavía-más-aún-si-cabe. La verdad es que lo primero que me vino a la mente fueron cosas del tipo techo de cristal, doble jornada, Síndrome de Alienación Parental, trabajo no reconocido, anuncios de Axe… Así que hice lo que se suele hacer en estos casos: busqué en Google “ventajas de ser mujer”, y esto es lo primero que sale: 1. Si no quieres trabajar, te mantiene tu marido 2. La esperanza de vida es más larga 3. Les puedes dar besos a tus amigas. Y esto es sólo el aperitivo, ¡hay muchas más ventajas! Entre mis favoritas están: tenemos mejor olfato, somos multiorgásmicas, la ropa de mujeres es mucho más bonita y variada y es mucho más fácil encontrar gangas en las rebajas, tenemos mejor memoria para los aniversarios y en general para cualquier fecha señalada, los hombres cargan con nuestras maletas, no necesitamos pagar por sexo, podemos llevar maquillaje y tacones, venimos al mundo equipadas con las tan útiles “armas de mujer”, entre otras ventajas. ¡Si es que la que se queja es de vicio!

sábado, 1 de octubre de 2011

Sí a las MinAs

Hablando con una pareja de Ingenieros de Minas, me comentaron que ellos, como técnicos de prevención de reisgos y planificación, jamás recomendarían a una mujer trabajar en una mina. Parece ser que en este subterráneo, se respeta sin ninguna duda a la jefa-joven-ingeniera con traje y casco. Sin embargo, jamás una empresa contrataría a una mujer para picar. ¿Por qué? Resulta que, en las mujeres, el trabajo en la mina crea un alto porcentaje de probabilidad de quedar estéril, infértil. ¿Improductiva? Ésto no ocurre con los hombres (cosas de la ciencia) que, sin ninguna objeción, pueden sufrir cáncer, fibrosis pulmonar, silicosis.... (bah, nada reprochable, al fin y al cabo el riesgo se paga).

Qué extraño, la infertilidad del sexo femenino es considerada un mal individual-social mucho más gravoso que una dolorosa e incapacitante enfermedad en los hombres... 

Qué poca consideración para con el obrero........

Qué falta de libertad para los cuerpos uterinos...

domingo, 25 de septiembre de 2011

Putas

Las danesas son unas putas” dijo una chica alemana. Estábamos en el ascensor y, desde luego, me habría encantado no tener que oír nada semejante. Un calor abrasador me incendió por dentro, lo sentí en el estómago, en los pulmones, noté cómo me subía por la garganta y se me salía por los ojos. Llamaradas ardientes. De una mirada la hubiera dejado convertida en cenizas humeantes sobre el suelo del ascensor. Inmediatamente me arrepentí de haber querido fulminar a la chica, probablemente no es su culpa no haber aprendido todavía que todas las mujeres somos unas putas: las danesas, las alemanas, las españolas, las taquilleras, las catedráticas y las primas de Luis. Me habría gustado decirle que todas las mujeres somos unas putas, o lo hemos sido o lo seremos, por nuestra forma de vestir o nuestra forma de maquillarnos, por nuestra forma de bailar o de follar o de pasear por la calle. Me habría gustado decirle a la chica alemana que puta no es sólo un insulto, es la justificación para la violencia contra las mujeres y decir que “las danesas son unas putas” es contribuir a que las mujeres seamos violentadas con miradas, con palabras y de maneras peores. Me habría gustado decirle todo eso pero el ascensor llegó al tercer piso y todo el mundo salió. Yo me quedé dentro contemplando las cenizas humeantes de mi desolación y mi cabreo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

¡¿Hay un hombre en la sala?!

Resulta que en Copenhague es frecuente encontrar latas de conservas sin abrefácil, ya ves tú, en el país del Estado del Bienestar. Lo bueno es que así el otro día me hice con una anécdota bastante graciosa. Estábamos cuatro chicas preparando una pizza y justo cuando nos disponíamos a abrir la lata del tomate triturado llegó Richard, un chico australiano. Una de las chicas, la alemana, le recibió con mucho cariño: “Menos mal que llegas, necesitamos un hombre fuerte que abra esta lata” y para demostrarle su amor le hizo entrega de la lata y del abrelatas. El chico la miró consternado, luego miró la lata y luego el abrelatas. A continuación tomó aire, murmuró algo e intentó agujerear el metal con el filo del abrelatas… ¡pero sin hacer palanca, tan sólo cargando todo su peso sobre el mismo! Yo intenté explicarle cómo hacerlo, pero él estaba tan concentrado que no me hacía caso, así que la situación era bastante cómica: él forcejeando con el abrelatas, yo intentando hacerme escuchar, la lata intacta, las pizzas esperando, el horno caliente, las demás chicas cortando champiñones, rallando queso, bebiendo vino y completamente ajenas al sufrimiento de Richard. Al final conseguí explicarle el pequeño detalle de la palanca y le hice una demostración: la tapa cedió como si fuera mantequilla. Pero era a él a quien habían encomendado la misión y enseguida me arrebató el abrelatas y volvió a forcejear con él un buen rato hasta que consiguió hacer un corte en el metal, y luego otro, y otro, hasta que pudo entregarle la lata abierta a la encargada de poner el tomate en la pizza. No lo critico, sólo la práctica hace al maestro.
Pero al cabo de un rato hubo que abrir la otra lata. La alemana, abrelatas en mano, gritó: “¡¡Richard!! ¡¡Necesitamos otra vez de tu fuerza!!” y dirigiéndose a mí: “Menos mal que hay un hombre, que si no…”

lunes, 5 de septiembre de 2011

Siempre nos quedará Praga


Brillantes y relucientes
estarán pronto las vías
que acariciarán las ruedas
de nuestro amigo el Tranvía.

(Alfredo San José)


Abandono el Madrid del coche, el casero viejo verde, el trabajo de sonrisas y miradas por encima del hombro. El Madrid del parque, la cerveza y las revoluciones trasnochadas. Me voy a Praga, la ciudad umbral. Marcho para abrir otra puerta a un mundo pintado con historias de ocupaciones y gloria. Sí, la gloria de los puentes, las cúpulas y la música escondida.


¿Qué hace una antropóloga en la ciudad dorada? Observar, empaparse de las leyendas y los cuentos subterráneos mientras pasea por una impecable ciudad que, aún manoseada por zapatos de insaciables turistas, se yergue orgullosa.


Espero balancearme en la suavidad del checo, abrir bien los ojos y disfrutar de la novedad de este viejo país indestructible que, entre cervezas, consonantes y piernas largas espero descifrar.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Copenhague

Soy una desempleada camuflada bajo la piel de una estudiante de Antropología. Soy una mujer, o como tal actúo cada día (con más o menos éxito, con más o menos sufrimiento) y tengo veintitantos años. Aunque soy de Madrid siempre llevaré el acento y el cierzo maños grabados en el alma.
Ahora soy también una estudiante Erasmus y vivo en Copenhague, en el barrio de Nørrebro. Entre los destinos Erasmus de habla inglesa podía elegir Inglaterra, claro, los países del Este y los países nórdicos. En Inglaterra ya había estado varias veces, en las universidades de los países del Este no podía cursar el trabajo de campo, de las ciudades del norte de Europa Estocolmo me parecía demasiado fría (aunque mi afición a la novela negra sueca me empujara hacia allá) y… bueno, para ser sincera vine a Copenhague porque era la ciudad en la que me apetecía vivir y punto. Que si el inglés, que si el frío, que si el trabajo de campo; todo eso está muy bien, pero la realidad es que estoy enamorada de esta ciudad desde que la pisé por primera vez hace unos dos años. Y me moría por volver a verla.
Ya os iré contando.