Contiene spoilers (es
decir: ¡cuento el final de la peli!)
El otro día vi Cisne Negro, la película protagonizada por
Natalie Portman. Me decepcionó enormemente. A pesar de que supera el test de Bechdel (la protagonista es una mujer cuya existencia no gira en torno a los
hombres), a lo largo de la historia se reproduce el estereotipo patriarcal de
“la mujer perfecta”. En el cine, en las novelas y en los anuncios hay muchas
variantes de este estereotipo, desde la mujer que es perfecta hasta la que sufre porque sabe que no lo es pero aspira
a serlo. En el caso de Nina, la protagonista de Cisne Negro, se trata de una
bailarina obsesionada por alcanzar la perfección. Para lograrlo, sufre mucho,
se sacrifica mucho, pierde el contacto con la realidad y al final muere; y por
supuesto tanto sacrificio y sufrimiento merecen la pena porque la perfección es
la experiencia más sublime, maravillosa y extraordinaria a la que aspirar. No
hay más que verlo en la expresión de gozo y felicidad de la protagonista
cuando, agonizante, dice: “Perfect. I was perfect”.
Este “antes muerta que imperfecta” va de la mano del
tan familiar “antes muerta que sin ti”. Y yo ya estoy harta de tanta mujer
sufrida y trágica: por favor, otros modelos para nuestras niñas y adolescentes,
otras historias con las que poder identificarnos las mujeres de hoy en día. Si
repasamos el panorama cinematográfico, y considerando la fuerza y el poder de
un medio de comunicación tan potente como el cine, entenderemos por qué todavía
hoy las niñas quieren ser princesas (no, no lo llevan escrito en los genes),
por qué en muchos institutos las adolescentes se sienten orgullosas de que sus
novios las controlen, o por qué las
mujeres en general sufrimos tanto en nuestra aspiración de querer hacerlo todo
bien después de habernos tragado el mito de la “super woman”.
He pensado que sería útil, para entender este asunto de
los estereotipos en el cine, comparar Cisne Negro con otras películas que
propongan modelos alternativos. Creo que Billy Elliot (por el tema de la danza)
y Alicia de Tim Burton (porque la protagonista es femenina) pueden ser buenos
ejemplos.
Billy Elliot es un niño que quiere dedicarse a la danza pero
tiene un problema: que es un niño. A lo largo de la película tiene que
enfrentarse a toda la presión de los estereotipos patriarcales que afirman que
bailar es cosa de niñas o de maricas. Pero Billy es un niño fiel a sí mismo,
que sabe lo que quiere, lo persigue (no es fácil, también tiene que esforzarse
y lo pasa mal, claro) y al final lo consigue y es feliz. He aquí otro modelo,
un modelo alternativo, un espejo diferente en el que los niños pueden mirarse.
Por otro lado, la Alicia de Tim Burton propone un modelo
alternativo para las niñas. No hay muchas heroínas en el cine tan activas, tan
resueltas, tan lanzadas y valientes como Alicia (y muchas veces, cuando
aparecen mujeres como éstas, son “las malas”). Este otro modelo sugiere a las
niñas, después de tantas sirenitas, bellas, pretty womans y chicas Bond, que
ellas también pueden ponerse la armadura y luchar contra el dragón. Aunque no
creo que las mujeres vayamos a alcanzar la igualdad vistiéndonos con los
estereotipos masculinos tradicionales, creo que historias como ésta son un
paso.
Aunque hay muchas otras películas que rompen con los
estereotipos tradicionales, como por ejemplo Pequeña Miss Sunshine, Te doy mis
ojos, La vida sin mí, Kill Bill, Libertarias, Ágora o Volver, por desgracia
todavía predominan los protagonistas masculinos y las reproducciones de
estereotipos de género. En este sentido, la saga Crepúsculo es uno de los
ejemplos más notables, sobre todo por la enorme influencia que está teniendo en
las adolescentes.
Para terminar, le propongo a Darren Aronofsky, el
director de Cisne Negro, que haga Cisne Negro 2. En esta nueva entrega se
narrarían las aventuras de Lily, la bailarina suplente de Nina cuyos
movimientos no son precisos pero que se deja llevar y se emociona cuando baila. Lily sale por las noches y se divierte sin preocuparse demasiado por los
ensayos del día siguiente porque sabe disfrutar el presente. Además, folla con
quien quiere. Es muy mala, pero ¿quién dijo que el Cisne Negro fuera bueno?
¿Sabes que Cisne Negro también es considerada dentro del cine Queer? (hay una escena lésbica). Me encanta el análisis (perfecto!!! :p)
ResponderEliminarDejo aquí un estracto de una canción de Lhasa de Sela (recomendable por cierto:
Con tu mirada de fiera ofendida,
Con tu vendaja donde herida no hay,
Con tus gemidos de madre sufrida,
Espantarás a tu última esperanza.
Haz de tu puño algo cariñoso
Y haz de tu adios un ¡Ay mi amor!
Y de tu ceño una sonrisita
Y de tu fuga un ¡Ya voy! ¡Ya voy llegando!
Mi hija, ¡qué pena me da de verte!
Dejando olvidado a tu cuerpo
Muy lista, pobre boba, a dedicarte
A la eterna disección de un pecadillo.
Mujer desnúdate y estate quieta
http://www.youtube.com/watch?v=0bZpLIUgPbA
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo! Me encanta Lilly, que se deje llevar, que sea LIBRE y que disfrute de su libertad sin dejar de realizarse en su trabajo.
ResponderEliminarAnoche me quedé pensando en tu análisis, sin acordarme de la bailarina más mayor y la competencia entre ambas...
ResponderEliminarCuando ví la peli me dio otra sensación. La de una chica totalmente presionada para ser la mejor, apretada y bloqueada. Y que es por eso que no logra alcanzar el mal y no puede dejarse llevar. Sólo a través de la muerte, cuando sabe que no le queda más, que no la podrán juzgar (por que después estará muerta), sólo entonces logra liberarse. Y eso es bonito, cómo a través del cambio en la percepción del tiempo y la longevidad pueden cambiar las actitudes y el modo de vivir la vida.
No obstante, después de leer tu comentario y recordar la competitividad entre mujeres y el ansia de perfección por la perfección, el tema cambia. Aún así, creo que tanto la protagonista como la bailarina sustituida son retradadas como infelices. Definitivamente el "modelo a seguir" sería la que se divierte...
No creo que Aronofsky estuviera proponiendo un modelo de conducta a seguir. La película es claustrofóbica y en muchos momentos terrorífica, y creo que cualquiera que saque la conclusión sincera de que todo el proceso de Nina (quien, por cierto, parece presentar esquizofrenia y bulimia) merece la pena, ya tenía problemas anteriores. Es como decir que la protagonista de "¿Qué fue de Baby Jane?" (que, ahora que lo pienso, también pasaría el test de Bechdel, y además es un peliculón) no es un buen ejemplo para la mujer.O, algo distinto, que el protagonista de El perfume no lo es para un hombre.
ResponderEliminarJo, me encantaría comentar esto con vosotras tomando algo :P.
Me ha costado ver claro este post porque veía claramente lo que Blanca pretendía expresar y estoy de acuerdo con la idea, pero la película me gustó tanto que he estado tratando de convencerme de que no era un ejemplo a seguir, sino una obra independiente que contaba una historia independiente, sin ejemplos, sin incitación a la perfección, sin misoginia...
ResponderEliminarMis pensamientos han luchado y llegué al punto de "bueno, vale, la idea no es la mejor, pero a me ha parecido una peli muy bonita" (que chungo el pensamiento, ¿eh?).
Y con el comentario de Esperanza lo he visto claro, el autor no pretendía dictar conducta, pero construye a partir de la realidad. Y la realidad es claustrofóbica y terrorífica porque nos exige esfuerzos para ser perfectas.
Y es verdad que la finalidad no es crear ejemplo ni en "Cisne negro" ni en "El perfume", pero la diferencia está en que en la realidad Nina existe en millones de versiones y Jean-Baptiste solamente hay uno y está sobre el papel.
Al final todo el mundo recuerda lo fantástico que fue el baile final, no que la protagonista muere.
Esperanza, estoy completamente de acuerdo contigo en que Aronofsky no propone un modelo a seguir. De hecho, no creo que ninguna película tenga otra pretensión más que contar una historia. Hay directoras, como Icíar Bollaín, que sí pueden tener una intención crítica, pero creo que en su mayoría lo que quieren es contarnos algo y, básicamente, entretenernos. En ese sentido, tengo que reconocer que Cisne Negro está muy bien hecha y... que es una gran película.
ResponderEliminarEl problema es que la industria del entretenimiento (cine, música, televisión, etc) no es ideológicamente neutra, y lo que yo me he propuesto con este análisis no es más que sacar a la luz uno de los mensajes subyacentes con los que nos bombardean a diario y que, queramos o no, nos calan hasta lo más profundo de nuestro ser sin que nos demos cuenta. Si miras a tu alrededor, a la gente que conoces, ¿podrías decir quienes tienden a ser más perfeccionistas? Por supuesto que cada persona es un mundo, pero desde luego el nivel de autoexigencia de las mujeres que conozco es, en general, mucho más alto que el de los hombres. O, por lo menos, mucho más "sufrido". En este caso el problema no es el afán de perfección, objetivo muy loable, sino el sufrimiento que conlleva (sin necesidad de alcanzar niveles de esquizofrenia o de bulimia, hablo de un día a día "normal").
Bueno, que me estoy enrollando. A ver si es verdad que lo comentadmos delante de un café ;-)
Anónima, si no recuerdo mal, creo que tú la viste en el cine, ¿no? Yo no, y creo que eso supone una difencia. De cualquier manera, he analizado ésta porque es la que ví y ese día estaba inspirada, pero tengo muchas más en mi "lista negra". No se trata de esta película en concreto sino de toda la fuerza ideológica de la industria cultural: queramos o no modela nuestras mentes, ¡eso sí que es terrorífico! Por eso me ha gustado mucho eso que dices de que Nina existe en millones de versiones y que la realidad es claustrofóbica y terrorífica... ¡uf!
ResponderEliminarLo mismo te digo, ¡a ver si lo comentamos tomando algo!
mucha gente opina q precisamente la idea del director es hacer esa crítica a la perfección. si lo miras con esos ojos no deja de ser una buena crítica a lo q conlleva esa búsqueda.
ResponderEliminarno obstante repito lo q dije, al final todo el mundo se queda con lo precioso del baile (es taaan mona!!).
desde mi conversación actual se entiende y se apoya el post y se critica positivamente el despertar sexual lésbico de la protagonista.
Recibid mil besos (de mujeres)