Una peluquería en Madrid. Mientras espero mi turno hojeando una revista
entran una mujer y una niña de unos siete años, que saludan efusivamente al
peluquero. Al rato, la niña coge una escoba y se pone a barrer los pelos que
hay por el suelo, a lo que la mujer comenta, medio en broma: “¡Jose, como entre
un inspector te va a meter un puro por utilizar trabajo infantil!”. El
comentario de la niña me deja helada:
“Si no estoy trabajando, ¡sólo estoy barriendo!”
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