Vandana
Shiva es una científica, filósofa, activista, Nobel Alternativo, pacifista y
ecofeminista india que lleva años luchando contra los abusos y
atropellos de grandes multinacionales como Monsanto o Coca-Cola,
denunciando la biopiratiería, los OGM y luchando por la soberanía
alimentaria, entre otras muchas cosas. Con apenas 20 años abandonó
su doctorado en la Comisión de la Energía Atómica de la India,
donde en los años 70 era la única mujer y parecía que le esperaba una brillante carrera, para realizar una Tesis
sobre la Teoría Cuántica en la universidad de Toronto, donde
rechazó un cómodo puesto como profesora para volver a la India e
involucrarse en lo que ha sido una vida llena de compromiso social,
ecológico y humano.
En este
post voy a hacer un breve resumen de sus victorias contra cuatro grandes multinacionales: Rice Tec, W. R. Grace, Monsanto y Coca-Cola.
También voy a hacer una breve reseña sobre su teoría ecofeminista.
La información está sacada del libro de Lionel Astruc, “Vandana
Shiva. Las victorias de una india contra el expolio de la
biodiversidad”. La Fertilidad de la Tierra Ediciones, Navarra,
2012.
En 1997
la empresa tejana Rice Tec creó una patente sobre las cepas y
semillas de arroz basmati. Pretendía hacer que las agricultoras
indias pidieran permiso y pagaran un canon por cultivar su propio
arroz ya que, como denunció Vandana Shiva, la empresa incluyó en su
patente número 5663484 “genes de variedades obtenidas por los
agricultores”. Tras 5 años de lucha, en 2001 “la Oficina
Americana de Patentes y Marcas anuló la mayor parte de la patente
presentada por Rice Tec, haciéndola inviable. También estableció
que la empresa no había creado el aspecto de este arroz,
contrariamente a lo que afirmaba la firma tejana: estas
características procedían sencillamente de las variedades
tradicionales de basmati desarrolladas por los campesinos indios”.
(p. 135)
En los
años 80 el gigante agroquímico W.R. Grace patentó la margosa o neem, un árbol originario de la India, Pakistan y Bangladesh cuyas
propiedades antiparasitarias e insectífugas han sido usadas durante
siglos por todo el subcontinente. La fábrica llegó a procesar hasta
20 toneladas de semillas al día, con la consiguiente dificultad que
conllevó para la población acceder a un recurso esencial y hasta
entonces gratuito. Vandana Shiva, con el apoyo del IFOAM (Federación
Internacional de Movimientos de Agricultura Ecológica), necesitó
más de 10 años para lograr, en 2005, que la Oficina Europea de
Patentes revocara las patentes de Grace sobre este árbol.
En 1998,
Monsanto, la casa de semillas más poderosa del mundo, se hizo con la patente del Nap Hal, una antigua variedad de trigo con
características excepcionales para el horneado. La patente nº EP
0445929 fue revocada en 2004 por la Oficina Europea de Patentes tras
la reclamación presentada por varias asociaciones ecologistas, con
Vandana Shiva a la cabeza, quien declaró: “Hemos ganado el tercer
combate contra los piratas que roban nuestras semillas y nuestros
saberes para reivindicarlos como sus invenciones. El arroz basmati
fue robado, nosotros lo hemos recuperado, el neem fue robado,
nosotros lo hemos recuperado. Y ahora, el 26 de septiembre, la
Oficina Europea de Patentes anula el convenio sobre el trigo nº EP
0445929 presentado por Monsanto y basado en el robo de una antigua
variedad de trigo india pobre en gluten. Cada orador habló esa tarde
de un mundo sin OGM, sin plantas patentadas, ni vida patentada. Un
mundo que nosotros creamos aquí. Yo estoy totalmente segura de que
ganaremos, semilla tras semilla, planta tras planta, campesino tras
campesino, comunidad tras comunidad. Y liberaremos la Tierra. ¡Y
ganaremos la seguridad alimentaria!” (p.138)
En el
caso de Coca-Cola no se trató de biopiratería, sino “sólo” de
un desastre natural en Plachimada, en la región de Kerala, donde en
2001 se instaló un fábrica de embotellado que llenaba 600 botellas
de refresco por minuto. “Coca-Cola tenía autorización para
producir 561.000 litros de refrescos cada día, y cada litro de
refresco implicaba el consumo de 3,8 litros de agua". Pronto, el nivel
de los lagos, ríos y pozos de la zona bajó notablemente y el agua
dejó de ser potable. Las mujeres fueron las primeras en movilizarse,
en la primavera de 2002, ante la sucesión de animales muertos,
personas hospitalizadas y cultivos destruídos. Su sentada no pareció
interesar ni a la prensa, ni al Panchayat ni a ningún partido
político, y se pretendía que fuesen ellas quienes demostrasen la
relación causa-efecto entre la fábrica de Coca-Cola y los problemas
de agua. Vandana Shiva contactó con un laboratorio en Chennai, el
cual constató “unos niveles muy altos de salinidad y una dureza
excesiva del agua” y declaró que “el agua disponible alrededor
de la fábrica no era apta para el consumo humano y no debía
utilizarse ni para beber, ni para el aseo, ni para lavar los
alimentos o la ropa, y aún menos para regar los campos” (p. 78).
En diciembre de 2003 un juez ordenó el cese de la actividad de
Coca-Cola, en pro de la doctrina del bien común.
En cuanto a la relación entre Vandan Shiva y ecofeminismo, no me resisto a copiar un fragmento del libro de Lionel
Astruc:
Vanadana
Shiva “descubrió poco a poco la profunda relación que unía el
destino de las mujeres y el de la Naturaleza y acumulaba cada vez más
pruebas al respecto, anotando desordenadamente testimonios y
descripciones. La activista india contaba con cambiar la tendencia
general de despreciar el trabajo de las mujeres, o simplemente
ignorarlas. Estas actividades femeninas consideradas por la mayoría
como un “no-trabajo” o un “no conocimiento” en realidad se
basaban en prácticas culturales y científicas elaboradas. Sin ser
aún consciente, ni haberse pronunciado aún el nombre, Vandana Shiva
estaba de hecho a punto de formular una teoría fundamental para su
acción en el futuro: el ecofeminismo. “En una hectárea de tierra
cultivada, una parejea de bueyes trabaja 1064 horas al año, un
hombre 1212 y una mujer 3485 horas: ¡una mujer trabaja por tanto más
tiempo que un hombre y los animales de la granja juntos!" Tal era el
tipo de constataciones que hacía la militante, pero su reflexión ya
“ecofeminista” no se limitaba a este tipo de comparación entre
los dos sexos. Descansaba más bien en una observación sutil del
estatus de madre o de hija en los países del sur: la filósofa las
veía como a aquellas que dan la vida, no sólo biológicamente, sino
también a través de su rol social, porque ellas se ocupan de la
preservación y reproducción de las semillas y satisfacen las
necesidades alimentarias de su entorno. “Todas las comunidades
silvícolas o campesinas en las que la vida se organiza alrededor de
un principio de perdurabilidad y de reproducción de la vida,
encarnan la naturaleza misma de la mujer”, resumía Vandana Shiva.
En el corazón de esta visión se encontraba lo que la escritora
pronto llamaría “la perspectiva de la subsistencia”. Este
concepto expresa las “necesidades fundamentales de la vida”
(seguridad alimentaria, protección de la biodiversidad, etc.). Ahora
bien, según la científica, las mujeres están más cerca de esta
perspectiva que los hombres, en particular por su rol de madre. La
necesidad de preservar la vida, aunque tengan que sacrificarse por la
comunidad y favorecer el compartir, estaría naturalmente anclada en
los genes femeninos, según Vandana Shiva. La militante había
formulado estas observaciones a raíz del tiempo que pasó con las
militantes del movimiento Chipko. (…). Desde el punto de vista de
la cosmología india, todos los seres vivos nacen de una misma y
única energía primordial llamada Shakti, que representa a un tiempo
el principio femenino y la fuerza creadora de la Naturaleza. Las
madres y las hijas con las que Vandana Shiva compartía regularmente
la ruda cotidianidad de los altos valles de Uttarakhand, encarnaban
prefectametne esta concepción”. (p. 63-65)
Aunque
no comparto su perspectiva esencialista, todo lo demás me parece muy interesante, como querer sacar a la luz el trabajo invisible que las
mujeres realizan y la importancia de la ecología y el respeto por la
naturaleza. Como siempre, los feminismos no nos lo ponen fácil, por lo que no se puede hablar de ecofeminismo, sino de
ecofeminismos. Esta entrada de la wikipedia hace una aproximación
interesante al tema.
Para finalizar, propongo evitar el consumo de OGM en la medida de lo posible. ¿Alguien se apunta?
(Esperanza) He empezado a arquear la ceja tal que así mientras terminaba de leer el párrafo de Lionel Astruc pero, como tú dices, me parece muy interesante todo excepto el enfoque esencialista (desconfío de todo lo que ensalce el natural espíritu de sacrificio de la mujer, me suena demasiado a "friega tú los platos, que se te da mejor"). No conocía a Vandana Shiva, muchas gracias.
ResponderEliminarTengo que reconocer que yo también arqueé la ceja mucho (bueno, las dos, porque sólo una no sé, jeje). Y enseguida me puse a buscar información porque no podía creer que la única opción ecofeminista fuera así de esencialista. Pensé: feminismo + ecologismo... ¡esto me interesa! Entonces encontré el blog de Alicia Puleo, y ahora tengo una lectura pendiente. Cuando lo lea, publicaré aquí una reseña. http://aliciapuleo.blogspot.dk/2011/05/ecofeminismo-para-otro-mundo-posible.html
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