domingo, 3 de junio de 2012

Asistenta

 
Para mantenerme estos meses en Copenhague he estado trabajando como asistente de limpieza en una casa. O, para usar una palabra más tradicional, menos políticamente correcta y con otras connotaciones de las que ya hablaré otro día, he estado trabajando como asistenta. Un par de mañanas que coincidí con Lis, la mujer que me contrataba, la veía correr de un lado para otro con montones de ropa limpia, sucia, planchada, sin planchar. Y entre montón y montón me decía, con cara de angustia: “¡No tengas hijos nunca!”. Ella tiene una niña de apenas dos años y un niño de tres, que esparcen comida por el suelo del comedor como si en vez de dos fueran doscientos. Por lo visto también usan ropa como si fueran docientos. El caso es que viéndola a ella me ha dado por reflexionar sobre el modelo de estado de bienestar escandinavo, en teoría uno de los más perfectos del mundo y que ha situado a los países nórdicos a la cabeza en lo que a igualdad se refiere. Por ejemplo, en este artículo de La Vanguardia se afirma que “Escandinavia ha reducido en un 80% las diferencias de oportunidades entre el hombre y la mujer” y a continuación se explica cómo. Probablemente si Lis, la misma que me decía en cuanto tenía la oportunidad eso de “¡No tengas hijos nunca!” leyera este artículo, pondría esta cara: 
 

Pensaba hacer una reflexión muy erudita sobre este tema, cuando he leído el comentario que qwerty24 deja en el artículo mencionado:
yo ahora mismo estoy de baja paternal (finlandia) y esto no tiene nada que ver con la igualdad o paridad, esto se llama bienestar social (...) Pero de lo que estamos hablando es de la paridad o igualdad de sexos, y si habra mas directivos mujeres, mas papas con carritos lo que tu quieras, pero las mujeres aqui como en Espanya curran en el trabajo y en casa. Es un hecho cultural de esta sociedad que aun tiene que hablar de paridad, cuando una noticia asi no exista en los periodicos entonces habra paridad, de momento lo unico que puedo decir es que si aqui eso esta mejor pero no es pa tanto.”

Pues eso, que las mujeres, aquí como en España, curran en el trabajo y en casa. Y como más facilidades, ayudas y oportunidades que aquí no se pueden dar, el problema debe de ser otro. Por eso me atrevo a sugerir que no se trata de ayudar ni de aupar a las mujeres para que nos pongamos a la misma altura porque, ¿qué altura es esa? No lo tengo claro, pero lo que sí tengo claro es que los cuidados son innegociables: para que una sociedad salga adelante hay que cocinar, limpiar, pasar tiempo con los hijos y atender a las dependientes, entre otras cosas. Porque todas las personas necesitamos alimentarnos, ir aseadas y dar y recibir cariño.

Pues bien, resulta que el feminismo occidental tiene una larga tradición de lucha por la liberación de las mujeres. Pero ¿que significa exactamente liberarse? ¿de qué mujeres estamos hablando? Resulta que para que una mujer se libere, otra tiene que ocupar su lugar, y ¿quién se ocupa de la casa y las hijas de esta otra mujer? Me parece un tema tan complejo que yo no sabría definir cuál es el problema exactamente. Sin embargo creo que parte del rompecabezas podría encontrarse en el libro de Dolors Comás D'Argemir, “Trabajo, género y cultura. La construcción de desigualdades entre hombres y mujeres”. Ésta es una breve reseña que escribí el año pasado:

La lógica laboral del capitalismo no tiene en cuenta los costes de la reproducción de la fuerza de trabajo, sino que los inscribe en los lazos de afecto y moralidad del parentesco, especialmente en la institución familiar. Además, el paro es un problema que está cuestionando el ideal del pleno empleo, eje central de los proyectos y aspiraciones de las sociedades capitalistas. Por ello, el ideal que considera el empleo la única forma de trabajo debería ser cuestionado, ya que una buena parte del trabajo necesario está realizándose fuera del empleo, en la denominada economía informal. Así, es importante preguntarse qué es trabajo: empleo es trabajo remunerado en la economía formal; trabajo sumergido es trabajo remunerado en la economía informal; trabajo doméstico es la producción de bienes y servicios para su consumo en el hogar; y voluntariado es trabajo no remunerado fuera del hogar. Al final, la autora plantea la necesidad de que el trabajo del futuro considere todas las formas de trabajo necesarias, ya que sólo una sociedad que no se construya únicamente sobre la base del empleo hará posible que las actividades no remuneradas confieran estatus y respeto. De esta manera sería posible repartir todas las formas de trabajo entre todas las personas, lo que equivaldría a compartir las responsabilidades y crear, por tanto, relaciones sociales solidarias como marco para el desarrollo integral de la autonomía individual. Con este cambio en el trabajo cambiaría también el sistema de relaciones de género, y no sólo ganarían las mujeres: ganaría el conjunto de la sociedad.

Para terminar, escribo aquí el sms que me mandó Lis un viernes por la tarde cuando llegó a casa:
Thank you Blanca! It's SO NICE to come home to a clean house. Have a nice weekend”

Me llegó al alma.

2 comentarios:

  1. Hola estimada Blanca:
    No se si hablas de explotacion laboral en dinamarca, de tu situación personal, de un artículo de la vanguardia, de machismo o de feminismo machista, de igualdad de sexos o del carga de trabajo...Un abrazo amore.
    Espero me lo aclares un poco.
    Si no te gusta el trabajo y te consideras que otra mujer te esta explotando laboralemte..."DENUNCIALA" O DEJA EL TRABAJO AMORE...
    Saludos Francisco Murillo

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    1. Querido Paco:

      En este post utilizo una anécdota personal (mi trabajo como asistenta) para hablar del trabajo y de su reparto. En concreto, me llamó la atención cómo en los países escandinavos, a pesar de que (supuestamente) el estado del bienestar trata de acabar con la desigualdad de género, las mujeres siguen siendo las principales responsables del llamado trabajo doméstico. Para ilustrar esto, pongo como ejemplo a Lis, mi empleadora. Me preocupa que se pueda entender que ella me explotaba: ELLA NO ME EXPLOTABA, era una chica encantadora que agradecía tanto mi ayuda que no le bastaba con pagarme, sino que cada vez que me veía me daba las gracias por hacer un buen trabajo.

      Lo siento si el post no se entinde bien, quizá hablo de demasiadas cosas a la vez. Trataré de desglosar los diferentes temas que toco en diferentes posts.

      Un saludo

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