sábado, 10 de diciembre de 2011

Un Peludo Día Cualquiera


Era verano, pleno Agosto en Madrid. Un día cualquiera en que te has quedado dormida y tienes que salir pitando para llegar al trabajo. En el momento de elegir la ropa, rápidamente pensé en ponerme ese vestido fino y fresco para aguantar los 40 grados de la calle; pero al ir a cogerlo recordé que tenía demasiados pelos para llevarlo. Así que tuve que cambiar de opción, coger unos vaqueros y salir corriendo. 

En el primer descanso en el trabajo, ya empecé a sufrir las consecuencias. Fumando un cigarro al sol, comencé a sentir la pesadez de los vaqueros y mis pelos. Empecé a sudar y a sentirme sucia, y ya no pude estar cómoda ni cuando volví a entrar. Pero bueno, aguanté toda la mañana como pude, terminó la jornada y me arrastré con mis piernas cementadas hasta el coche. 

Justo ese día, tenía que ir al médico por una tendinitis que no cesaba. Una vez en la consulta, me di cuenta de que me había tocado un doctor joven y motivado (qué suerte pensé). En lugar de quedarse sentado y mirar el historial, decidió que debía medirme las piernas. ¡Qué horror pensé! Pero claro, es médico, tampoco íba a decirle que no porque estauviera sin depilar... 

A ver cómo me despegaba los vaqueros, eso para empezar. En fin, no quedaba otra que exponer la maleza de mis piernas ante la mirada del joven  doctor. Así que allí estoy, tumbada boca arriba en la camilla, piernas desnudas y pelos apuntando a los ojos del tipo. Me sentía más desnuda que nunca, el peso y el abrigo de los pelos me hacían sentirme totalmente desprotegida. Sentía que alguien estaba violando mi intimidad, porque me estaba mirando los pelos, y yo no podía hacer nada. Y además, ¿qué pensará él? Una chica joven, delgadita, y ¡mira lo que tiene debajo! Seguro que le está dando asco tocarme, me tiene que tocar los pies y las piernas peludas y yo no he hecho mi parte, la simple tarea de haber estado depilada. 

Con un poco de ansiedad esperaba el momento en que todo acabase. Me sentí bastante aliviada cuando pude vestirme, pero todavía tenía que sentarme, mirarle a la cara y analizar los resultados médicos. Y no era tan sencillo, ya había visto lo que había debajo de mis pantalones así que en cuanto tuve ocasión le di las gracias y, avergonzada y aliviada, me marché corriendo. Ya pasó pensé. 

Y me monté de nuevo en el coche, había quedado con mi novio en su casa. Le conté la anécdota del doctor y los pelos, nos reímos y seguimos a otra osa. Pasado un rato, empezamos a besarnos y nos fuimos  a la cama. (Ya llevaba un tiempo saliendo con él, así que no era tan importante no haberme depilado). Como siempre que tengo pelos, no me sentía del todo libre, no podía sentirme sensual ni liberada, así que lo mejor era tener sexo “soso”, sin que hubiera tiempo para la distancia corporal y las miradas. 

Pero, esta vez había dejado crecer demasiado algunos pelos. Cuando intentó practicarme sexo oral, ¡me negué en rotundo! ¡Con los pelos que tenía ahí abajo! Casi se podían hacer trenzas con ellos…”No, no quita, que tengo muchos pelos”, le dije. “Me da igual, me gusta”, me contestó. Y en mi cabeza, tranquila, hay confianza y no pasa nada, pero no podía; me sentía desnuda sin querer estarlo, me sentía violada, como en la consulta. Eso de ahí abajo estaba tan feo que no era el momento, no podía dejarme llevar y disfrutar como si tal cosa;  no lo había puesto en condiciones para ello.  Al final no pude evitarlo y le aparté la cabeza bruscamente. 

El día ya estaba acabando, pero mientras cenábamos nos llamó un amigo para invitarnos a su piscina al día siguiente. Y yo que pensaba quedarme a dormir en casa de mi novio, ahora tenía que irme a mi casa, o conseguir una cuchilla, pero no podría ir como estaba.  

5 comentarios:

  1. Ayyyyyyy, quien no se ha visto alguna vez en esa situcación...yo creo que todas las mujeres deberiamos de hacer un pacto y dejarnos los pelos...a ver quien era el bonico de decirnos algo....

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  2. Lo reconozco: yo también he pasado calor y vergüenza alguna vez... Marina, me gusta tu idea, ¿quién empieza? ;-)

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  3. En fin, quería comentar que, evidentemente, la historia está un poco exagerada (en el sentido de que no pasó TODO el mismo día, aunque podría haber ocurrido).

    Aún así, es increíble lo poco que nos paramos a pensar. Tenñia que escribir sobre algún tema como éste y no se me ocurría ninguna situación en la que realmente esto me afectase (claro, siempre me depilo y bueno, duele un poco pero tampoco es para tanto). Gracias a Blanca (qué fuerza tiene la tía), se me ocurrió alguna idea que, al ir construyendo y recordando, me hizo dar cuenta de lo fuerte que es el tema!!!

    Y aunque a algunos les parezca exagerado, o "histérico", estaría bien que nos parásemos a escribir estas situaciones. Una vez publicadas se hacen más visibles, podemos compararnos con los demás y sí, coger más fuerza para la liga de la no depilación.

    Desde que escribí sobre el miedo en la calle, me siento mucho más fuerte.

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  4. Gracias a ti Mara, ¡Cartografía Violeta existe gracias a ti!

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  5. ¡Gracias a las dos antes de nada! Por vuestras palabras, por el espacio q nos ofrecéis para compartir libremente y por permitirnos huir de la negatividad q diariamente rodea a ciertos temas...
    Respecto a los peludos días. Actualmente luzco con orgullo mis pocas ganas de depilarme, pero aún así es difícil no ponerse los pantalones a toda prisa en el vestuario del trabajo. O fantasear con unas piernas, axilas e ingles suaves en un día especial, aunque ni tú vayas a verte desnuda. Hay cosas que han calado muy dentro, pero poco a poco iremos cambiando el chip.

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